La Montaña
De Siete Colores
Guardián de la región del Cusco, Ausangate es la quinta montaña más alta del Perú, con sus 6384
metros de altura durante siglos ha recibido muchos nombres; “El Techo
de la Capital Inca”, “Vinicunca” (Cerro de Colores), etc. Ubicada en
el distrito de Pitumarca, provincia de Canchis, región de Cusco, en el sur de
Perú; Ausangate es la considerada la montaña más importante de la cosmovisión
andina.
AUSANGATE, LA MONTAÑA DE LOS
SIETE COLORES
El camino a Ausangate es una de las experiencias más asombrosas
que puedes tener, disfrutar del paisaje, ser acompañado por aves y animales
nativos durante toco el camino es solamente una parte de todo lo que esta gran
oportunidad ofrece, cinco días y cuatro
noches conde podrás encontrarte contigo mismo, donde recibirás la
protección y sabiduría de aquello que alguna vez fue sagrado para nuestra
cultura, cinco días y cuatro noches que definitivamente cambiaran tu vida.
La rica tradición oral de la que gozamos nos permite recoger
esta pequeña historia, la clásica historia de los hermanos que toman caminos
distantes: “Dicen que Salcantay y Ausangate eran hermanos, que vivían en cusco
y después de una sequía los hermanos se aventuraron en tierras extrañas para
salvar a su pueblo. Salcantay se fue al norte y encontró la selva y el amor
prohibido de Verónica y muchos problemas; Ausangate se fue al sur, al altiplano
y encontró gran producción y desde el altiplano mandaba papas, carne de
camélidos y maíz, solo así se pudo salvar el pueblo del Cusco”. Como testigos
de esta historia solamente podemos contar a ambas montañas ubicadas en la
región Cusco, mudos narradores de una historia que nosotros solamente podemos
imaginar.
Desde que la primera expedición italiana, al mando de Piero
Ghiglione, en 1950 pusiera sus ojos en el “Apu Ausangate”
muchos han sido los que han intentado conquistar su cima sin éxito; pero de lo
que si podemos disfrutar es de “el Camino del Apu Ausangate”, cinco
días en donde nuestras vidas cambiaran por completo, dándonos una nueva
perspectiva de todo aquello que nos rodea y que damos por sentada, ¿preparados
para la aventura?, es mejor que lo estén.
De Cuzco a Chillca
Despertando con los primeros rayos del sol comenzara nuestra
aventura, desde un bus a nuestro servicio recorreremos los fértiles caminos del
valle del Vilcanota en dirección a la pintoresca villa de Checacupe, momento
perfecto para tomar desayuno, donde podremos visitar la iglesia colonial y
estirar las piernas antes de continuar nuestra travesía hasta el hermoso valle
de Pitumarca que servirá de antesala hasta llegar al espectacular cañón de
Japura desde donde iniciaremos una caminata de aproximadamente 90 minutos que
nos guiaran a nuestro destino en este primer día, la comunidad de Chillca conde
pastores, llamas, alpacas y algunas valientes ovejas nos darán la bienvenida a
sus hogares.
Acompañados por la música de las quenas y charangos, los
murmullos de los pastores contando historias y los sonidos de los pequeños
animales buscando a sus madres pasaremos nuestra primera noche amparados por la
tranquilidad de los cielos del ande.
De Chillca a Machucaraccay
Despertando con la salida del sol comenzaremos nuestra jornada a
pie; durante las siguientes 8 horas, aproximadamente, seremos observados por
curiosas llamas y alpacas, que nos seguirán durante todo el trayecto, mientras
nosotros crucemos su territorio. La Pampa de Uyuni nos sobrecogerá con su
hermosura mientras que nosotros la recorreremos bajo la atenta mirada de los
glaciares que la custodian. Nuestro camino comenzara a hacerse más es trecho a
medida que nos acerquemos a las cascadas, que cual lágrimas en rostro de madre
que sufre por sus hijos, descienden por la ladera de la montaña Santa Catalina.
Luego de pasar por dos lagunas, ambas vigiladas por los atentos ojos de alpacas
y llamas, llegaremos hasta nuestro destino del día, Machuracay, ubicado en la
falda del Apu Ausangate.
De Machucaray a Anantapata
Bienvenidos a la prueba de fuego y que la suerte esté siempre de
su lado, es broma, este es el tercer día de nuestra aventura y también el más
difícil, despertaremos con el sol como siempre, nuestro camino esta vez será
algo más complicado que pampas vigiladas por llamas y alpacas, realizaremos un
ascenso muy exigente hasta llegar al paso Palomichayoc ubicado a
aproximadamente 5100 metros de altura, Houston tenemos un problema, el descenso
hasta Ausangate Cocha les ofrecerá un descanso a nuestros pulmones y un
espectáculo a nuestros ojos dándonos una vista única del glaciar del lado sur
del nevado además de las formaciones de arenisca roja del popular “Nevado del
Inca”. Finalmente llegaremos a Anantapata donde, custodiados por el Apu,
pasaremos la noche.
De Anantapata a Huampococha
Cuarto día, cada vez más cerca del final de nuestra aventura,
temprano en la mañana iniciamos el camino completamente rodeados por estratos
de diferentes colores; rojos, amarillos, ocre, gris y azul, entre otros que nos
permiten ver las maravillas de la geología; pero no estaremos solos…o
no…¡estamos rodeados! Con algo de suerte seremos capaces de ver a las vicuñas,
estos curiosos animalitos prefieren vivir lejos del ojo humano, ocultos entre
los pastizales de la puna. Rodeados por las paredes rocosas de las montañas
pernoctaremos en Huampococha, lugar homónimo de la laguna cercana que sirve de
hogar para amorosas parejas de Huallatas.
De Huampococha a Cuzco
El final del camino; debemos hacer el último esfuerzo hasta
cruzar el paso de Anta, luego de eso comenzaremos el descenso, cual viaje por
el tiempo, mientras más descendamos más cerca comenzaran a aparecer las casas y
tierras cultivadas. Nuevamente no estaremos solos, esta vez seremos vigilados
por animalitos más curiosos, del tamaño de gatos, las Vizcachas son los
guardianes del camino que recorreremos hasta llegar a Pitumarca. Después de
cuatro días lejos de todo y todos es momento de volver al presente, momento de
volver a la realidad, momento de volver a la ciudad imperial, el bus nos estará
esperando para traernos de vuelta a la civilización.
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